Primer acto: El viaje de Igor
Acompaña a Igor en su viaje por el mundo y descubre cómo fue conociendo a nuestros barberos. No olvides que esto es sólo el primer acto, la historia continúa…
Encuentro en la Punta del Diablo (Cómo conocí a Yaccaré)
Querido tío: Cuando se viaja por tanto tiempo, uno comienza a sentirse fatigado y ya no sabe dónde se despierta ni con quién. Eso le hace a uno preguntarse muchas cosas. Echo de menos, aunque parezca una tontería, las partidas al Catán con mis amigos los domingos por...
El guerrero de la luz (Cómo conocí a Orion Satori)
Querido tío: He comenzado esta carta veces incontables, desde un estado tóxico, desde la paranoia, con miembros temblorosos que no podía controlar y que no obedecían mis órdenes ni peticiones, con la mente nublada por los fármacos que se negaba a recordar. Pero no se...
La droga del amor (Cómo conocí a la Chica del Escáner)
–¿¿Pero qué droga les has dado??
–Yo lo llamo la droga del amor. Aún estoy perfeccionando la fórmula. De momento funciona sólo en un 63% de los casos.
–¿Y los efectos secundarios?
–Ninguno. Verás, Igor (…)
El barbero de Sevilla (Cómo conocí a Dilip Ícaro)
Abajo en la plaza, apoyado en una columna, había un tipo bajito con traje, barba cuidada y peinado con raya a un lado. Llevaba en su mano un enorme girasol. “Nervión Plaza, mañana, 20.45h, girasol”. Sin duda era D. Ícaro. Casi al instante aparecieron dos tipos asiáticos caminando hacia él, uno bastante corpulento con camiseta de tirantes, el otro más menudo pero con pinta de peligroso. En su reluciente cabeza afeitada se podía distinguir el tatuaje de un hombre-dragón. ¡No puede ser! ¡El tipo del Soho! Lo que ocurrió después duró sólo un minuto (…)
El club de los sicarios (Cómo conocí a Viajer Bagdad)
Cada cierto tiempo se nos acercaban un par de prostitutas y restregaban sus culos contra nuestras entrepiernas; pero en cuanto la erección se hacía evidente, el Sr. Bagdad las despachaba al instante, no sin cierto disgusto por mi parte, diciéndoles: “¡Hala, id a empolvaros un poco la nariz!”. Y les proporcionaba unas bolsitas con unos polvos blancos…
Tienes un email (Cómo conocí a Almudena La Invisible)
Andaba yo buscando aprendices de escritor cuando un buen día me levanto y veo un mensaje en el ordenador de una tal “Almudena La Invisible”. Primero creí que era mi prima, a la cual había intentado convencer hacía días de que participase en el proyecto. Puesto que -le dije reforzando el argumento- “desde pequeña te ha gustado escribir cuentos”…
Hacia ruidos salvajes (Cómo conocí a Dani Chinaski)
Dani Chinaski colaboraba ocasionalmente en el Detroit Sex Machine, un periodicucho underground de tirada mensual. Don Shave me habló de él durante nuestro primer encuentro, insistiendo en que un escritor de tanto talento no podía quedarse fuera de la Sociedad. Le pregunté a Shave si le conocía personalmente. “Yo conozco a mucha gente”, me respondió, misterioso como siempre…
Reflejos de la selva (Cómo conocí a Miguel Martí)
Querido Amalfitano:
Quisiera presentarle a un nuevo colaborador, el señor Miguel Martí, aunque he de confesar que no he logrado conocerle en persona, creo, pues se me ha ido escurriendo entre las manos como una serpiente. Tras una larga serie de absurdos acontecimientos pudimos ponernos en contacto mediante un extraño intercambio de cartas…
Timba ilegal en el Soho (Cómo conocí a Don Shave)
–Ehh… ¿Es usted el señor Donald Shave? –le dije con cautela desde el umbral de la puerta. Tardó mucho en responder y los segundos se me hicieron incómodos, muy incómodos. Finalmente levantó la mirada y pude observar sus ojos, de un negro intenso, clavados en mí.
–Don Shave. Nunca más utilices ese otro nombre…
Regalo de cumpleaños
Desde que empecé a prosperar en los negocios, siento un enorme vacío espiritual que ha ido creciendo con los años. Las únicas formas que he encontrado de suplir esa carencia han sido la lectura y los viajes, pero me sigue faltando algo. Hace un par de meses, releyendo un libro de Chesterton, se me ocurrió embarcarme en un nuevo proyecto…